domingo, 5 de junio de 2016

"El desorden que dejas" de Carlos Montero

¿Por qué "Lecturas Peregrinas"? Porque en este blog se escribe sobre las lecturas que llevan, 
o bien a otro texto, 
o a alguna música, 
a alguna pintura... 
que despiertan las ganas de investigar más...




"El desorden que dejas"
de Carlos Montero

Editorial: ESPASA, 2016
Premio Primavera de Novela 2016.







Nos encontramos en Galicia, España, en el tiempo actual. Raquel Valero, profesora de literatura, residente en La Coruña, obtiene una suplencia en el mismo poblado en que creció su esposo: Novariz, en Orense. A poco de llegar se entera que su predecesora se ha suicidado y además, con horror, la misma Raquel recibe un anónimo:
«Y tú, ¿cuánto vas a tardar en matarte?»
A partir de ahí, el autor Carlos Montero escribe una novela de intriga, de terror, con un continuo suspenso que hace contener la respiración al lector. El acoso a Raquel la lleva a investigar y a encararse de forma escalofriante a una delincuencia que le parece estar en todos lados: ¿En sus compañeros? ¿En sus alumnos? ¿En su familia? ¿O en ninguno de ellos?

Sin embargo este escabroso y apasionante texto contiene también cosas fundamentales de la vida, como por ejemplo:
“Con Nanuk cachorro […] recuperé el valor de lo esencial. […] para él todo era jugar, comer, pasear. No había más, y con eso era suficiente. Sentir cómo disfrutaba de cada descubrimiento, de cada caricia, hizo que me replanteara mis prioridades. […] a veces necesitas que alguien o algo, incluso un perro, te enseñe a dejar de lado todas las ansiedades, todas las búsquedas inútiles, todo ese barullo de metas, logros, fracasos y demás histerias en las que estamos instalados, para volver a lo esencial, a disfrutar del sol, del juego, del cariño, de la vida.”

El relato de estas vivencias con la narración de Raquel en primera persona, hace la trama más humana, más creíble, logrando que sus miedos y sus actos corran (y escalden) por nuestro interior. Sucede lo mismo cuando los personajes siniestros de esta historia cuentan su parte.

Otros ingredientes del libro son: el uso y los efectos de las drogas; disquisiciones psico-filosóficas sobre el suicidio, sobre el sexo, sobre la traición y la muerte; la importancia de las redes sociales y el peligro que implica su mala utilización, como sucede con cualquier herramienta en malas manos. Y, quizás, el ingrediente vital sea la literatura, que, por varias razones llega al tuétano de la confabulación presente en la novela.
“La literatura ayuda a pensar, a imaginar lo imposible, a creer que se puede. […] ayuda a comprenderos, a empatizar”
Libro muy recomendable, para no parar de leerlo hasta el final…



Hasta aquí la reseña, pero ahora vamos hacia la idea de este blog: ¿Hacia qué otras expresiones artísticas "peregrina" esta novela? Principalmente, hacia dos películas y hacia un libro.

Las películas


“…al menos es tiempo suficiente para hacer crecer en ellos el amor por la literatura, por los libros. […], que ya me veo como el profe del Club de los Poetas Muertos, y tampoco es eso.”

Esta película, El club de los poetas muertos muestra a un profesor de literatura que anima a sus alumnos a crear poesía libremente, olvidando los esquemas y las estructuras limitantes. Los jóvenes siguen el consejo y comienzan a reunirse para escribir, escondidos en una cueva donde la sociedad no puede llegar con demarcaciones que sofocan. Pero no es sencillo, los tentáculos sociales parecen llegar a todas partes. Tanto en el libro El desorden que dejas como en esta película, dos elementos descuellan: un suicidio que cambia el sendero de las vidas involucradas y la literatura que todo lo impregna.

“Ya ha venido un sicólogo a hablar con ellos, les hemos puesto la peli esa del Profesor Lazhar...”
Nominada en 2011 al Oscar como mejor película de habla no inglesa y con reconocimientos en festivales como Locarno, Seminci, Rotterdam y Toronto, retrata a un profesor de literatura, refugiado argelino en Montreal (Canadá) que reemplaza a la docente anterior que se ha suicidado. Ésta no es la única relación directa con El desorden que dejas, sino que tanto el profesor Lazhar como Raquel, arrastran momentos de dolor por pérdidas familiares y además, mediante sus clases, ambos intentan mejorar intelectual y emocionalmente a los alumnos. Lazhar, hace hincapié en la necesidad de conocer el significado real de las palabras y las frases, como un modo de perfeccionar la comunicación. Raquel, tratando de acercar lecturas que expandan el pensamiento de los jóvenes. Los dos tienen como meta ayudarlos a explorar la riqueza de los textos y a redactar, a fluir, con sus propias palabras y escritos. 


 El libro

Carlos Montero escribe varias veces que:
“Todos los horrores posibles que eres capaz de imaginar, alguien ya los cometió”,
citando a Charles Dickens de su libro Tiempos difíciles. Aquí podemos ‘peregrinar’ hacia las épocas en que fueron escritas ambas novelas. La de Dickens, durante la Segunda Revolución Industrial; la de Montero en pleno auge de las redes sociales y su Revolución de las Comunicaciones. Estas dos etapas de tiempo determinan fortísimos cambios sociales. Tiempos difíciles levanta su voz contra los abusos laborales y económicos de la burguesía hacia sus empleados que soportan una vida miserable, de hacinamiento y pérdida de intimidad. El desorden que dejas, muestra los peligros que las nuevas tecnologías representan: una foto oculta puede circular en segundos por miles de pantallas anónimas; una filmación, un archivo guardado subrepticiamente, pueden sacar a la luz y condenar acciones ‘non santas’, la privacidad está zozobrando. Cabe destacar que ‘los horrores posibles’ que menciona Dickens, son la columna vertebral de la novela de Montero.


Por último, en El desorden que dejas se alude a Lisbeth Salander, una hacker de primer nivel, enfática protagonista de Millennium, la conocida saga, (como libro y como película), en clara relación con el uso de la tecnología. Otra autora que cita Montero es Emilia Pardo Bazán y sus Pazos de Ulloa, donde señala el gran cambio de la sociedad en el tiempo y, por el contrario, la permanencia de los bajos instintos humanos, que enmarañan, confunden, entorpecen, las relaciones humanas. También a Céline en su Viaje alfin de la noche  y a Muñoz Molina en Sefarad